ABR.32011

Dos casos del IRPF

Cuando estamos ya a las puertas de la nueva campaña de la renta, vamos a comentar dos casos que se producen con alguna frecuencia a la hora de liquidar el impuesto.

Es primero se produce cuando el contribuyente cree que, habiendo pasado el plazo de presentación del impuesto, puede presentar una declaración sustitutiva del IRPF modificando la forma de presentación, por ejemplo de individual a conjunta, porque se ha dado cuenta tarde de que ello redundaría en un menor pago o en una mayor devolución. Lamentablemente, aunque el sentido común le diga lo contrario, la ley impide que la liquidación inicial, correctamente realizada y presentada en plazo, pueda ser sustituida por otra más ventajosa, pero empleando una modalidad distinta. Es por esto muy importante, cuando nos encontremos con unidades familiares, estudiar detenidamente los rendimientos que obtienen todos y cada uno de sus miembros, así como la conveniencia de escoger una modalidad u otra de tributación. Este es un caso que el contribuyente asimila a aquellos que se producen cuando un error en la declaración conlleva una mayor tributación y en los que se puede volver a liquidar el impuesto y solicitar la devolución de lo incorrectamente ingresado. Sin embargo, la administración considera que en la elección de la modalidad de tributación no puede haber error. El apartado 2 del artículo 83 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre prescribe:

La opción por la tributación conjunta deberá abarcar a la totalidad de los miembros de la unidad familiar. Si uno de ellos presenta declaración individual, los restantes deberán utilizar el mismo régimen.
La opción ejercitada para un período impositivo no podrá ser modificada con posterioridad respecto del mismo una vez finalizado el plazo reglamentario de declaración.
En caso de falta de declaración, los contribuyentes tributarán individualmente, salvo que manifiesten expresamente su opción en el plazo de diez días a partir del requerimiento de la Administración tributaria.

El otro caso que vamos a comentar es también bastante frecuente. Se trata del alquiler de una vivienda propiedad de un particular a una empresa, que a su vez la va a ceder a un trabajador para que sea su residencia habitual. Como comentamos en una entrada anterior este contrato estaría sujeto y no exento a un tipo del IVA del 18%. Esto obliga al arrendador a darse de alta en el censo fiscal como empresario a efectos del IVA y a liquidar trimestralmente el modelo 303, en enero el resumen anual (modelo 390) y por último en marzo el modelo 347 de operaciones con terceros. Pues bien, en estos casos el Impuesto de la Renta no le va a la zaga al del IVA pues aunque el uso último del piso vaya a ser la vivienda habitual de un trabajador, al ser el arrendatario del contrato una empresa y esta no poder utilizarla como vivienda, el arrendador no podrá beneficiarse de las reducciones previstas en el artículo 23.2 del la Ley del Impuesto:

1.º En los supuestos de arrendamiento de bienes inmuebles destinados a vivienda, el rendimiento neto calculado con arreglo a lo dispuesto en el apartado anterior, se reducirá en un 50 por ciento. Tratándose de rendimientos netos positivos, la reducción sólo resultará aplicable respecto de los rendimientos declarados por el contribuyente.
2.º Dicha reducción será del 100 por ciento, cuando el arrendatario tenga una edad comprendida entre 18 y 35 años y unos rendimientos netos del trabajo o de actividades económicas en el período impositivo superiores al indicador público de renta de efectos múltiples. (…)”.

Fotografía: Oneras

Tags: casos irpf

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Salustio